Firma digital y firma electrónica. ¿Qué tenemos que saber los profesionales del área de la salud al respecto?

Es frecuente que se utilicen los términos firma electrónica y firma digital de manera indistinta, pero… ¿son lo mismo? ¿Para qué sirven? ¿Cuál tiene realmente validez legal?

Empecemos por el principio, sus definiciones:

La firma que más se utiliza y la que todos conocemos es la firma holográfica. La firma holográfica es la firma manuscrita, que realiza el profesional en un papel con una lapicera. Es decir, es la firma que ponemos al final de una receta, un certificado o una solicitud de estudio, a la que solemos agregarle el sello.

La firma electrónica, en cambio, es el equivalente electrónico de firma holográfica. Las instituciones de salud suelen adquirir nuestra firma electrónica mediante el uso de un dispositivo electrónico (mouse, trackpad o tableta) , pidiéndonos que firmemos en una superficie que lo registra. De esta manera pueden capturarse los rasgos o características de la firma manuscrita, para luego reproducir la misma al generar la receta. 

Por último la firma digital, a la que refiere la Ley nro. 25.206, es la herramienta tecnológica que permite saber que un documento digital corresponde a una persona determinada. Se trata de una serie de operaciones matemáticas que hacen que esa firma sea única, auténtica y pueda ser verificada por la persona que recibe el documento. En el proceso de firma digital interviene un ente certificante, que puede ser público o privado.